A los osos también les gusta jugar y disfrutar de la compañía de otros animales, aunque no sean de su especie.
Los perros suelen alertar a los humanos de la presencia de osos polares y esto es lo que hicieron un grupo de perros cuando vieron acercarse un oso solitario. Todos ladraron meno uno.
El oso se acercó poco a poco y demostró al perro que no tenía intención de herirlo. El perro al principio desconfiaba de un animal tan grande y peligroso, pero cuando comprobó que llevaba buenas intenciones, empezó a acercarse a ese extraño animal blanco.
Ambos empezaron a jugar y cuando el oso apretaba sus brazos demasiado, el perro protestaba y el oso lo soltaba. No se enseñaron los dientes en ningún momento ni mostraron otro signo de agresividad. Solo eran dos animales jugando, a pesar de las diferencias de tamaño y de su enemistad natural.

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